jueves, 29 de octubre de 2009

TIEMPOS MODERNOS nº 20. La publicación de la Sección Sindical de MCA-UGT de Troll

Ya está en la calle el nuevo número de Tiempos Modernos, la revista bimesual de información y propaganda del Sindicato de Obreros/as de Troll. La publicación reaparece tras un periodo convulso donde la resistencia a los despidos, al ERE entendido como un concepto superlativo de flexibilidad empresarial y el intento de derribo del Comité bajo la forma de revocación, apenas si ha dejado margen para la pura supervivencia. Tiempos Modernos es un proyecto consolidado y útil que en su vientena de números aparecidos en casi cuatro años se ha convertido en una referencia informativa para todos/as los/as compañeros/as de la fábrica. No sólo publicita toda la labor sindical realizada desde el Comité y la Sección, sino que intenta articular todas las visiones fragmentadas y parciales para ligar un discurso único y coherente frente a los/as empresarios. En este número recogemos una miscelánea de noticias que van desde los avances en jurisprudencia -como la sentencia del TS sobre el solape de vacaciones y bajas por IT- a la precaria situación de la prevención de riesgos o el despido pactado (en plan consejero bancario) de un alto ejecutivo. Nos hacemos eco de aquella otra sentencia tan, tan... sorprendente, donde se minimiza el hecho de llamar hijo de puta al jefe o la visita de la Inspección de Trabajo por nuestra denuncia de estrés térmico en la empresa.
Nuestra publicación trabaja por unos contenidos serios y rigurosos pero también cultiva el humor y la ironia, esa mirada burlona, ese inmemorial leer entre líneas tan necesarios en lugares donde no hay libertad de ninguna clase salvo la de empresa. Por ello no se pierdan el estreno cinematográfico de la contraportada: Que parezca una revocación, una película que sólo se proyectará en los mejoreas cines.
No somos marionetas, y aquí estaremos diciendo lo que haya que decir sin engañar y sin vender representación sin participación. Puedes acceder a la edición en PDF clicando en la foto de la izquierda o bien en este mismo enlace: Tiempos Modernos nº 20, Septiembre-Octubre

miércoles, 14 de octubre de 2009

Octubre 1934-2009: 75 años de Resistencia de los Obreros Mineros de Asturias




"Empezó en Asturias. Siete mineros del pozo Nicolasa de Mieres fueron suspendidos de empleo y sueldo. Las mujeres, como antes habían hecho sus madres y antes las madres de sus madres, empezaron a recorrer los valles antes de que rompieran los días, resguardadas de los escrutadores ojos de un régimen que para ellas nunca había dejado de ser fascista. Repartían maíz, lo echaban a la entrada de las minas y de las fábricas. Y los hombres, como antes habían hecho sus padres y los padres de sus padres, dejaron de trabajar. Era un código". Aunque pueda llevar a confusión, este cita no pertenece a la experiencia de la Comuna Asturiana de 1934, es el extrordinario inicio del libro Clase Obrera, Antifranquismo y cambio Político del profesor de la Autónoma Xavier Domènech sobre la oleada huelguística de 1962 que desde las cuencas mineras se extendió por casi todo el Estado. Las que han quedado para la historia como las huelgas del maiz, eran el exponente de la solidaridad legendaria de los mineros asturianos: "Códigos y signos que se conocen e interpretan dentro de una tradición, pero que se a su vez se extendien más allá, como símbolos fuertes que acaban impregnanado a toda la clase obrera. A principios de abril aparecía en las bocas de las minas (el maíz) y en las entradas de las fábricas asturianas, en mayo ya era patrimonio de toda la clase obrera en conflicto. En Barcelona: "En Olivetti arrancaron las mujeres la huelga porque había dudas en el momento clave y fueron las mujeres las que subieron a las plantas donde estaban las máquinas y echaron maíz a los hombres y así fue como se rompió la chispa"" (Domènech, X., Op., Cit.).

En 1962 todos los pozos se fueron sumando uno a uno a los paros de solidaridad, ya lo habían hecho cuatro años en 1958 tras recurrir al apoyo de los mineros del pozo Maria Luisa de Langreo. Detenciones, destierros, torturas, palizas no desanimaban a las gentes de las cuencas mineras que en abril de 1962 estaban de nuevo en lucha, espoleando el primer gran movimiento huelguístico de masas que hacía frente a la dictadura franquista.

Obviamante es en esta tradición donde nos debemos reconocer. La capacidad de lucha y de sacrificio de los mineros del carbón ha sido una constante durante todo el siglo XX, no sólo el referente de la resistencia frente a los cuaranta años de fascismo, sino la capacidad de controlar el proceso de reconversión industrial de las dos últimas décadas del pasado siglo pasado, que para los gobiernos de Felipe González pasaba lisa y llanamente por la desaparición de la mineria del carbón como otros sectores de la insdustria pesada. Sin duda, esta capacidad de lucha, de unidad y de respeto por los valores propios de la clase social que vemos año tras año en Rodiezmo (y muchos otros lugares) son herederos de la Comuna de 1934.
La Revolución de Octubre de 1934 que cumple estos días su 75 aniversario es parte también de esta tradición que debemos reivindicar. La resitencia antifranquista -que tanta admiración levantó en el conjunto de los movimientos de oposición a la dictadura- y la experiencia de la comuna de 1934 son las caras de una misma moneda de un fenómeno histórico de difícil clasificación. Cuando la huelga general promovida por el PSOE/UGT de Largo Cabellero y Prieto fracasaba en el país por falta de decisión, los trabajadores/as asturianos echaban adelante a base unidad y confianza en sus posibilidades. Se ponía en marcha el sueño eterno de desposeer a los ricos, desarmar a la Guardia Civil y colectivizar la economía. El sueño -que acabaría en pesadilla-empezó el 5 de octubre y duraría hasta el 19 del mismo mes, cuando cesó la resistencia en las cuencas. Durante los escasos 15 días que duró la procamación de la Unidad Proletaria (UHP) funcionó un germen de estado obrero, y no se permitieron violencias contra las clases dominates, todo lo contrario de invasión de Asturias por parte del ejército que dejó un reguero de más de cuatro mil muertos y miles de encarcelados.



La comuna asturiana conmocionó el devenir del régimen republicano. Impidió que el gobierno de corruptos y fascistas del Partido Radical y la CEDA tuviera una salida a la italiana y marcó la fortaleza de las organizaciones obreras, que harían de la amnistía de los presos una de las grandes bazas de la victoria del Frente Popular.
El SOMA-FIA-UGT, por el que esta sección sindical siente una especial querencia, es de los pocos que sigue manteniendo un neto discurso clasista y una vinculación casi extinguida entre sindicalismo y socialismo. Ha sido el único en el universo político y sindical del socialismo democrático que ha conmemorado aquella gran gesta social.
A continuación un par de enlaces, el del SOMA, por supuesto, y un blog muy interesante con documentación del momento. También varias parte de un video sobre la revolución asturiana realizado por TVE con motivo del 70 aniversario en 2004 .
El cielu por asaltu Abundante material, fotos etc.
SOMA-FIA-UGT, web de los mineros del carbón de Asturias.







En las fotos, en la cabecera quizás la foto más famosa de la Revolución asturiana: una columna de mineros hechos prisioneros por la guardia civil. Según algunas fuentes, la foto responde a la zona minera de Palencia, donde también hubo disturbios. En la siguiente, Largo Caballero tras los barrotes de la Modelo de Madrid. Tras el fracaso de la huelga general, la mayor parte de la plana mayor de la UGT fue a dar con sus huesos al maco.

martes, 6 de octubre de 2009

Sobre el radicalismo y la responsabilidad en el sindicalismo. A propósito de la última publicación del Observatorio de Ciberpolítica de Joselito.


A pesar de algunas incursiones en la crítica económica y política el ámbito mayor de este blog es la discusión y la reflexión sobre este fenómeno antiguo que es el sindicalismo. Pocas veces se brindan ocasiones tan oportunas para iniciar un debate como el que hoy mismo nos ha ofrecido José Ródríguez en su blog Observatorio de Ciberpolítica de Joselito en su artículo El sindicalismo radical de los privilegiados. Huelga decir que soy un seguidor asiduo de sus publicaciones y admirador de sus artículos socio-económicos que suelen mostrar un gran aparato documental y una vasta cultura económica; también siguo su particular lucha contra el cambio climático y los negacionistas, así como su cariño por las montañas de los Pirineos. Sin embargo, suelo disentir cuando el compañero Jose se detiene a reflexionar sobre temáticas sindicales.

El artículo de J., Rodríguez viene a cuento de dos importantes acontecimientos que se celebrarán mañana: la jornada del 7 de octubre por el Trabajo Decente y el paro parcial de los autobuseros de Barcelona. En trazos muy gruesos, en el artículo se alaba la dinámica de los sindicatos mayoritarios para cargar contra lo que él llama sindicatos radicales, corporativos o pseudorrevolucinarios. Para entrar en harina diré, que a mi juicio la publicación de Rodríguez comete el error de mezclar herramientas de análisis insolubles. La dinámica de analizar el mercado de trabajo como monopsonios, monopolios de ofertantes/demandantes de trabajo, propia del análisis económico y con una fuerte pretensión a considererarse disciplina científica, cuantiflicable y objetivable, casa mal con utilizar otro concepto como "sindicalismo de clase" o dicho con más propiedad clase, proveniente de la economía política (filisofía) que por su carácter epistemológico da lugar a multitud de enfoques y subjetividades.

Si se afirma que hay sindicatos de clase se presupone que es porque hay clases sociales, por lo cual sólo es válido reiniciar el análisis desde esas coordenadas, o bien para defender la clase propia o criticar las demás con la que se esté en competencia. Por lo tanto ya no es válida la crítica desde un determinado proyecto político que se defina interclasista, porque podrá defender los intereses (o no) de la ciudadanía pero no los de una determinada clase social.

El análisis de Rodríguez repite esa antiguo análisis socialdemocrata que viene del siglo XIX donde se intenta vincular los intereses de un único sindicato con los de una clase social y donde todo lo que supere por la izquierda se considera lumpen o infantilismo revolucionario (la foto de Lenin que glosa el artículo es sintomática). Sin embargo, la clase social, la clase trabajadora en nuestro caso no tiene una única reformulación, sino multiples en función de la evolución compleja de la sociedad. A mi juicio la organización sindical no se vehicúla tanto por factores exógenos como el carácter funcionarial o la esencialidad del sector en cuestión, como por las dinámicas sociales precedentes. Este hecho explica mucho mejor las situaciones tan dispares que se pueden dar por ejemplo, de un servicios de autobuseses de una ciudad a la de al lado, o las diferencias abismales de empresas de un mismo grupo. Yo siempro recuerdo el caso del Grupo Philips en Catalunya con tres empresas emblemáticas en el movimiento obrero catalán: Lámparas Zeta, Novalux la Garriga y Miniwat. Las tres tenían convenios de empresa, aunque el peor era el de Novalux, controlado por los sindicatos de clases (en terminología de Rodríguez); el mejor convenio con diferencia era el de Miniwat controlado por un sindicato "pseudorevolucionario". Miniwat fue la última en cerrar. No importaron los costes salrariales en decisiones de la multinacional, pero la fuerte organización y combatividad de los trabajdores de Miniwat hicieron que fuera el último cierre y con las mejores condiciones -con diferencia- de todo el grupo. Por otro lado, conozco servicios esenciales como la recogida de basuras en distintos pueblos, donde a pesar del carácter público, las condiciones laborales son penosas. La radicalidad o moderación trasciende el carácter público o privado del empleador. En muchos casos la radicalidad viene de esas concentraciones obreras que se curtieron en las luchas del tardofranquismo y que han mantenido tradiciones en deshuso y en la actuliadad en sectores donde el sindicalismo de comité de empresa es incapaz de ser útil a los/as trabajadores/as.

Definir que la orientación de un sindicato de clase es la adecuada convirtiendo las demás opciones en corporativas es inadecuado. El modo de funcionamiento basado en la representación centralizada, alejada del centro de trabajo, tendente a la negociación de grandes convenios es una opción, quizás la única que podemos hacer en estos momentos, pero no es exclusiva. El hecho de que ciertos sectores tengan mejores condiciones salariales que el resto no es un demérito suyo sino nuestro, que permite que a pesar de décadas de convenios sigan habiendo trabajdores/as que cobran 700 €. Contraponer incrementos salariales a creación de empleo/destrucción es un axioma liberal que no ha quedado demostrado. Los sectores o empresas sindicalizados (por más que se intente nunca se está hipersindicalizado) no sólo tienen mejores niveles salariales sino un mayor control de la contratación: son capaces de erradir la precariedad, etts, y obligar a las empresa a relizar contrataciones buenas en los momentos oportunos, situación que merece tenerse en cuenta. Si hablamos desde el punto de vista de la clase trabajadora siempre hemos de desear que un conflicto se resuelva a favor de ella. Contraponer las luchas de un colectivo frente al conjunto de la clase trabajadora no hace sino debilitar el poder sindical unitario, y en el caso de Autobuses de Barcelona prefiero fijarme en la cantidad innecesaria de ejecutivos o en las altísimas retribuciones que cobran la mayoría de ellos. Los sindicatos mayoritarios renunciaron hace ya tiempo a la apropiación de los medios de producción y a la superación del capitalismo, pero ¿no siguen haciendo gala de la democracia industrial, de la cogestión como marca el modelo sueco? Como sindicalista nunca se deja de pedir lo suficiente y quizás la gran debilidad del sindicalismo confederal español sea la causa del elevado paro en comparación con el resto de europa por la falta de risistencia que ha encontrado el empresariado de aquí para deshacerse de trabajadores a las primeras de cambio para ahorrarse unos dineros extras.

Yo entiendo que hay determinadas luchas que se vuelven un verdadero referente en tiempos como los que vivimos. No se trata de privilegiados, se trata de trabajadores que mantienen a través de la acción colectiva condiciones homogéneas para la clase social, no esa implosión que hace de cada trabajador un salario diferente y una diferencia abismal entre el salario más alto y el más bajo en la mayoría de empresas a pesar de los convenios. Los que sufrimos a diario las humillaciones de los empresarios, no debatimos tanto en función de si una opción es radical o moderada sino en encontrar nuevas formas de organización que nos permitan superar esta situación de subsidiaridad en la que nos encontramos. Los trabajadores de TMB no son tontos ni fanáticos, apoyan la opción que les asegura mayor respeto y les asegura mejores condiciones, como lo pueden hacer los de la SEAT, porque representa un instrumento útil, pero en la mayoría de empresas los comités no sirven para mucho y no cuentan con el apoyo de los/as trabajadores/as, y los convenios son poco más que salarios mínimos que no garantizan la reproducción de una familia obrera. Estos hechos son los que marcan el círculo vicioso de debilidad en la que nos encontramos y la desafección cada vez mayor del común de los/as trabajadores/as hacia los/as sindicatos.
Para mañana yo creo que toca desear que todo salga bien. Que la huelga (es sólo parcial) de TMB salga bien y puedan conseguir mejoras laborales y que la Jornada por el Trabajo Digno sea un éxito de asistencia a la que puedan asistir trabajadores/as aunque no sean delegados/as.
En la foto Nicolás Redondo y Marcelino Camacho en una manisfestación contra el paro en 1977.
Paco López.
(este artículo expresa una opinión personal. NO es la expresión del SOT-UGT)