domingo, 31 de mayo de 2009

Izquierda Anticapitalista, Un soplo de aire fresco en la política actual



En la desangelada campaña para las elecciones europeas hemos tenido la agradable sorpresa de la aparición de una fuerza política llegada para llamar a las cosas por su nombre. Izquierda Anticapitalista se presenta como la concreción política de los años de lucha de los movimientos sociales, en la necesidad de avanzar un grado más en la organización de una alternativa a un sistema económico y social, que nos está mostrando su verdadero rostro de explotación y miseria.
La evolución de las últimas décadas es un verdadero compendio a la hora de comprender hasta qué punto nos hemos equivocado al pesar que nevegámos con el viento a favor del progreso. Mientras duró la felicidad de los primeros años del milenio, ninguna voz desde la izquierda parlamentaria apostó por una política que pusiera fin a la dinámica de acumulación de tierra quemada que practicaban las clases dominantes. Con crecimientos por encima del 3% del PIB sostenidos, el salario medio apenas creció, mientras la remenuración del capital iba comiendo terreno en la riqueza nacional a la del trabajo. A pesar, de detentar el poder en Catalunya y en el Estado español, la izquierda oficial no ha sido capaz de detener el deterioro ecológico, las emisiones de CO2, de recuperar el enorme atraso en términos de gasto social que nos separar de la media europea, ni de cambiar el modelo de crecimiento por más acuerdos concertados con los agentes sociales. Por ello es importante una opción política que recoja las aportaciones de los que tradicionalmente son considerados como radicales o extremistas, de los que son capaces de denunciar las fallas sistémicas de un modelo económico que es incapaz de subsistir sino es a costa de la producción ilimitada y del consumo de los medios finitos de la Tierra y de la denuncia de los estragos que se producen en las clases populares cuando esa ecuación se rompe.
Es importante en la democracia actual que lleguen a las instituciones, personas procedentes de las luchas sociales, de los que sufren los porrazos y pelotazos del Departament d´Interior, de la política concebida como pasión irrefrenable por el bien común y sin el ansia de ser remurado por ello como lo son los políticos profesionales, una casta, una maquinaria electoral que mantiene disciplinas internas tan fuertes que impiden la valentía y la asunción de medidas al margen de la ortodoxia económica.
Por que son un soplo de aire fresco en medio de un ambiente viciado por el dominio apenas disimulado de los empresarios, por la falta de ideas y de alternativas de la izquierda oficial, es muy probable que mi voto vaya para ellos; un voto recuperado en todo caso para la legitimidad democrática, pues iba encaminado a la melancolia, al desengaño, es decir, a la abstención.
(en la foto, Esther Vivas, cabeza de lista de Izquierda Anticapitalista-Rebolta Global)
Paco López.
Este artículo es nada más (y nada menos) la opinión del que lo escribe.